La búsqueda de la belleza es y ha sido siempre una parte integral de toda cultura humana conocida. El atractivo de una persona está determinado en gran parte por la forma de su cara.
La belleza facial está determinada por las características de todas las estructuras del rostro incluyendo la piel, grasa subcutánea, huesos y dientes. Sin embargo, cualesquiera sean las características de la piel y los tejidos blandos de la cara, es el esqueleto facial el que determina los volúmenes y proporciones faciales adecuados sin los cuales no hay atractivo.
La cirugía estética del esqueleto facial permite alterar la estructura fundamental de la cara y obtener una rostro más atractiva.
Tradicionalmente se evaluaba la estética facial mediante el perfil, más recientemente ha emergido un concepto más exacto y artístico, una percepción de la cara como estructura tridimensional en la cual el volumen de los pómulos, los tejidos blandos de la región media de la cara y la región mandibular interactúan para contribuir al balance facial que crea la belleza estética en tres dimensiones.
La nariz, los pómulos y el mentón/línea mandibular son las prominencias más significativas cuya interrelación determina la armonía y balance facial que se llama belleza. La cirugía estética del esqueleto facial o el uso de implantes faciales permiten mejorar la apariencia facial en pacientes con falta de definición o proyección de las estructuras óseas del rostro.